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miércoles, 6 de abril de 2011

Lo que veo en este cuadro

¿Qué quiso decir cuando pintó este cuadro? me consulta el espectador y yo no sé que responder, porque a decir verdad no trato de decir algo. Enseguida me intriga saber lo que él ve y le paso la pelota. Para mi sorpresa ha dicho cosas que no imaginé en el momento de pintarlas y hacen sentido. En una muestra escucho muchos comentarios que valoro y unos pocos se me olvidan rápido.

Pintura serie "Islas flotantes" 120x120 cms
Ahora con más tiempo, un observador ha insistido en la pregunta y me animo a explicar el desarrollo e intensión de esta obra. Elijo pintar sobre las barcazas que siempre admiré de niño por su singular belleza y diseño, en esta ocasión quiero cubrir la superficie de la tela con ellas, pero las concibo cada vez más solas, como  estoicas frente al paso del tiempo y sus nuevas modernidades. Allí están entregadas a la suerte de lo que resulta cuando sintetizo, las reordeno  de otra forma animadas desde una geometría que exalte la unidad del conjunto, las quiero unas mas realzadas que otras, donde el agua o el cielo no consigan serlo para superar la mirada de paisaje.  La tela como un escenario donde se desarrolla un acto teatral, donde se disputan o se asocian los elementos hasta conseguir un todo, sin ruidos confusos, con algo de tensión o conflicto como debe ser la vida y como debe ser el arte que se hace preguntas.

El tema es un clásico de la pintura pero no lo considero una Marina, ni cerca a lo que llaman pintura “decimonónica”, porque no es una composición donde la representación sea un símil de la realidad, ni donde el campo visual se sostiene por un horizonte, ni por hechos anecdóticos que lo desvinculen de lo que es la esencia o sea que al voltear el cuadro siga sin perder significado independiente del sujeto-tema. Esto no se trata de memorias sino de la imaginación, quiero algo primitivo que huya de naturalismos odiosos como lo logra un Turner, de coloración labrada y mágica de un Tamayo, de manchas espontáneas de un Manet, de serenidad y equilibrio de un Giotto. Si ellos han tenido parte en lo mío, en Chile también la pintura de los sesenta entrando en los setenta como Couve y en especial Villaseñor, mi maestro de la Universidad de Chile. A ellos los otrora maestros les debo la inspiración que ahora transfiguro en mi propia gramática.

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